Susana escuchó a su madre levantarse e ir a la cocina. Cuando esto ocurrió llevaba ya más de dos horas despierta, y lo poco que había logrado dormir, había sido a trozos y cargado de pesadillas. Antes de levantarse metió la mano en el cajón de la mesita de noche. Entre gomas del pelo, bolígrafos, algún juguete de un Kinder Sorpresa y otras cosas cuya utilidad nunca estuvo definida, encontró las diazepanes que le habían dado en urgencias unas noches antes. Se tomó el primero del día tanto para silenciar al pequeño monstruo negro que ya se desperezaba en su esófago como para amordazar al gran monstruo en el que había visto que ella misma se podía convertir. Contó las que le quedaban: suficientes para aguantar hasta ir al día siguiente a la farmacia cuando estuviese abierta. Ya entendía que le resultaban completamente necesarias.
Fue descalza pese al frío que hacía en la casa hasta el cuarto de baño. Desde pequeña recordaba a su madre insistiéndole en que se pusiese las zapatillas: “¡Niña! ¡Qué te vas a poner mala! ¡Qué por los pies entran los resfriados!” Entonces su madre le parecía una pesada, pero esa mañana de Navidad esperaba, anhelaba la pesadez de los cuidados de su madre porque no se sentía merecedora de ellos. Después de lo de la noche anterior… jamás había hecho una cosa así. Jamás pensó que lo haría. ¡Se sentía tan miserable por haberr empujado a su madre! Pero, sobre todo, ¡Se sentía tan miserable por haber disfrutado con ello!
¿Cómo iba a mirarla a la cara después de aquello?
Descalza y en silencio entró a la pequeña cocina de muebles blancos. Su madre estaba mirando por la ventana, en silencio. Podía ver en sus ojos que había estado llorando, podía sentir en sus hombros delgados el peso de la pena.
Al escucharla entrar la de arriba abajo, despacio.Se detuvo en sus pies.
¡Niña! ¡Qué te vas a poner mala!¡Qué por los pies entran los resfriados!
Susana se abrazó a su madre, presa de una calidez inmensa.
¡Venga niña! Vete a ponerte las zapatillas mientras te pongo un Cola Cao. Y despierta a tu hermano, que hay que abrir los regalos.
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