Esta va dedicada a mí psicóloga, que dice que le gusta más cuando escribo guarradas fracasadas: Tras el divorcio primaba en ella la necesidad de sentirse deseada por alguien que, rápidamente, chocó con la realidad de la naturaleza humana: torpe e imprefecta, desordenada, imprevisible. De nadie podía esperar que encajase como un guante en el patrón masculino que había creado y que, le dolía reconocerlo, se parecía a su ex marido en demasiadas cosas. El que no le parecía alto, le parecía bajo. Un chico encantador dejaba de serlo cuando ponía un vaso húmedo sobre la mesa sin posa vasos. El otro dejaba los calzoncillos en el suelo. Aquel atractivo y varonil tenía pelos en las orejas y el otro voz de pito. La encantadora sonrisa tenía los dientes oscuros y el que bebía sus pasos fumaba. Nadie llegaba a cumplir sus espectativas imposibles. Se enfrentó a la realidad de que ella misma se había sentido cómoda con la casi perfección del hombre: limpio, ordenado, simétrico, atlético, de voz templ
Letras locas y relatos cortos. En las Memorias de una nueva gorda encontrarás más letras locas.