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Mostrando entradas de marzo, 2019

Reencuentro

Susana escuchó a su madre levantarse e ir a la cocina. Cuando esto ocurrió llevaba ya más de dos horas despierta, y lo poco que había logrado dormir, había sido a trozos y cargado de pesadillas. Antes de levantarse metió la mano en el cajón de la mesita de noche. Entre gomas del pelo, bolígrafos, algún juguete de un Kinder Sorpresa y otras cosas cuya utilidad nunca estuvo definida, encontró las diazepanes que le habían dado en urgencias unas noches antes. Se tomó el primero del día tanto para silenciar al pequeño monstruo negro que ya se desperezaba en su esófago como para amordazar al gran monstruo en el que había visto que ella misma se podía convertir. Contó las que le quedaban: suficientes para aguantar hasta ir al día siguiente a la farmacia cuando estuviese abierta. Ya entendía que le resultaban completamente necesarias. Fue descalza pese al frío que hacía en la casa hasta el cuarto de baño. Desde pequeña recordaba a su madre insistiéndole en que se pusiese las zapatillas: “¡Niñ

Querido amor desapasionado

Quise que perdieras la cabeza por mí y por eso llené mis besos de matices pero los tuyos perdieron el sabor Te ofrecí mi alma y ante la debilidad de tu interés mi cuerpo dejó de bailar bajo tus dedos Pensé que, a fuerza de ponerla en tus manos te contagiarías de mi locura. Pero me di cuenta de que solamente acabé vacía de locura y de ti No me ha valido tu amor tibio, compañero. Muy pronto supe que no te batirías por mí Pasamos de ser dos cuerpos que danzan a dos bultos que coinciden en la cama No me vale tu pasión descafeinada Necesito estimulantes para mantener mi atención No me vale tu templanza merezco que alguien se enajene por mí. Todo pudo ser y no fue querido amor desapasionado .